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domingo, 26 de abril de 2015

BODEGAS HABLA

Ayer un grupo de amigos visitamos las Bodegas Habla en Trujillo (Cáceres). La verdad es que nos dimos un madrugón increíble para aprovechar el día pero mereció la pena.
Al llegar a la bodega nos encontramos una bodega muy moderna, que estaba muy bien integrada en su entorno y no destacaba como una mole, a pesar de sus grandes dimensiones. Además teníamos la suerte de que nos acompañaban dos amigos arquitectos (Cristina y José Luis), cuyas opiniones nos aportaron bastante. En general, como construcción les gustó aunque pensaban que estaba sobre dimensionada.
Nos recibió Isabel, una enóloga de la bodega que se ha incorporado recientemente y que es muy jóven. Esto nos extrañó al principio, luego lo entendimos cuando nos explicó que la bodega había apostado por contratar enólogos recién titulados porque aportan opiniones completamente nuevas y no influidas por experiencias anteriores. Además de no tener ningún vicio aprendido en cualquier otra bodega o región. Me pareció muy inteligente por parte de la dirección de la bodega.
Las zonas comunes hasta llegar a la sala de cata, me parecieron muy elegantes y más propias de un hotel que de una bodega. Esa impresión tuve también en Bodegas Caraval, también extremeñas, que visitamos hace unos meses.

La sala dónde posteriormente hicimos la cata era una sala enorme, cuyas paredes exteriores eran grandes ventanales que ofrecían una panorámica de los viñedos y por los que entraba una luz maravillosa, y eso que el día estaba nublado. En esta sala también se ofrecen comidas y se celebran eventos.Allí Isabel nos contó la historia de la bodega, particularidades sobre las variedades que emplean, la vendimia, las novedades que saldrán pronto al mercado, etc ...



Después pasamos a una sala de conferencias (Escucha) dónde Isabel nos dio una visión general de todos los vinos, que se empezaron a elaborar en 2007 y cómo se dieron a conocer a los distribuidores. Esta historia es muy curiosa pero la contaré en otra ocasión para no enrrollarme demasiado. Allí nos enteramos también de que los vinos con números pares están todos elaborados con la variedad shyraz (a excepción del número 3, que tbn fue elaborado con esta variedad) y los impares son coupages. Sin embargo, los próximos números que saldrán próximamente al mercado, 13, 14 y 15 serán todos monovarietales.

Después pasamos a la zona de elaboración, dónde nos encontramos numerosos depósitos de aluminio (tienen más de los que utilizan) y dónde  se producen y almacenan los mostos. Allí conocimos cómo se tratan las uvas al llegar a la bodega después de la vendimia, cómo se conservan hasta que son introducidas en los depósitos, qué tratamiento reciben según los vinos a los que van destinadas, las distintas elaboraciones y técnicas de conservación, entre otras cosas.




Después pasamos a la sala de lavado de barricas, a otra dónde están las máquinas embotelladora y empaquetadora, al almacén y a la sala de barricas, que de momento es provisional, ya que la auténtica tiene el suelo en muy malas condiciones y se usa como almacén. 
A continuación llegamos a la vinoteca dónde están todos los vinos con número, elaborados desde el 1 al 12. Solo de los últimos números quedan unidades en el mercado. Un auténtico museo.

Y por fin llegamos a la cata, que fue estupenda. Catamos todos sentados (algo que no es habitual en las bodegas), en copas altas (no en catavinos) y con una guía excepcional como fue Isabel y con las inestimables aportaciones de Almudena Pérez. Todo un lujo.
Catamos Habla de la Tierra, el joven de la bodega. Con cuatro meses de barrica, es un vino de chateo, sin grandes pretensiones. Con un precio muy asequible: 5€.
Después Habla del Silencio, el fondo de armario de la bodega. Actualmente se comercializa la añada 2013. Elaborado con uvas tempranillo, shyraz y cabernet sauvignon. Un vino que ha llegado a todos los rincones porque es un valor seguro. Sus seis meses de barrica están perfectamente integrados con la frutosidad y frescura que aporta. Su precio 9€.
Luego pasamos al nº 12, un shyraz de 2011 con doce meses de barrica. En nariz se percibe la fruta roja, con toques de café y cacao. Elegante e intenso. Huele tan bien, que no te cansas de olerlo una y otra vez.  En boca, la palabra que lo define es sedoso. A mi fue el que, particularmente, más me gustó en la cata. Su precio: 20,10€. 
Y por último el nº 11, un coupage de 2010 de uvas tempranillo, cabernet sauvignon y petit verdot con 12 meses de barrica. Intenso y especiado en nariz, con un aroma a verdura muy agradable. En boca es redondo y potente, con un post gusto largo, dónde destacan la verdura y los toques a regaliz. Creo que fue el mejor vino de la cata, aunque no el que más me gustó.
Estos dos últimos vinos tienen un precio de 20€ aproximadamente.

En resumen: una visita muy interesante, en la que se nos trató genial, aprendimos mucho y disfrutamos como niños.

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